Lo que pasa en Amsterdam se queda en Amsterdam

Esta vez en el viaje a la locura de Amsterdam é​ramos más de los habituales. N​os pusimos de acuerdo con mas ​estudiantes de Erasmus para ir a una de las fiestas más reconocidas de Europa. Éramos unas 15 personas de nacionalidades varias.Una vez más​,​ ​empezamos ​el viaje en una ​guagua a las 4 de la mañana ​para llegar al​ aeropuerto. Desde allí​ hicimos Wroclaw-Varsovia y en Varsovia escala de un par de horas. Luego Varsovia-Eindhoven y finalmente otra guagua con destino a Amsterdam. Como podéis ver, no fue un viaje corto.

​Al llegar​ a la ​E​stación C​entral de guaguas divisamos un McDonals. Tras la parada obligatoria fuimos directos al hostel de Bob. Un hostel de aire modernillo con las escaleras má​s empinadas que he visto en mi vida. Subir dicha atracción a la vuelta de la fiesta no fue nada fácil. Parece ser que les gusta jugarse la vida, no solo en el hostel, es típico en todo Ámsterdam.

L​a primera ​noche intentamos​ salir de fiesta pero fue un desastre. Tras varias horas en el cofeeshop, organiza​ndo​ un plan para 15 personas en una ciudad que no conoces y que no sabes ni d​ó​nde ir, evidentemente acabó mal. Acabó dando vueltas en circulo y sin encontrar el hostel.

Al dia siguiente era el famoso Kings Day, fiesta multidinaria por todas las calles de Amsterdam​. Todo el mundo ​vestía ​de naranja, beb​ía y bailaba​. Puestos de música por todos lados y enormes filas para sacar dinero en los cajeros. Pagar con tarjeta aquí no está muy generalizado. Tras una loca mañana por las abarrotas calles y pasar muchas aventuras​ llegamos a KingsLand.
KingsLand​ es un festival de música electrónica​. ​El festival, c​omo podéis imagina​r, fue una locura. Pincharon Djs como Martín Garrix o Hardwell. D​uraba 10 horas dicho festival pero nosotros solo estuvimos las ​ú​ltimas ​4, pero mereció la pena​. Y es que además de perdernos por Amsterdam y cruzar dos laberintos de colores y ver un unicornio, siempre llegamos tarde a los sitios.
Destrozados del festival​,​ seguimos la fiesta en el centro de la ciudad en un antro de música tecno​. Aunque después de escuchar a los grandes en el festival, este antro se me hizo bastante pesado.

Al día siguiente madrugamos y movimos a todo el campamento dirección tienda de bicicletas. Allí alquilamos fleje bicis y nos lanzamos a visitar Amsterdam como los nativos, en bici. En mi caso yo alquilé una Ducth Bike para hacerme el chulo y ser má​s insider. Son las bicicletas típicas de aquí que frenan dando marcha atrás.

La verdad que es un jaleo frenar marcha atrás, y como imaginareis no estaba en muy buenas condiciones de sincronización de movimientos y me caí un par de veces. Fue una experiencia​ ​muy​peligrosa y temeraria pero pasear​ por las calles abarrotadas de Ámsterdam en bici es una maravilla.
Una moto me hizo una pasadita en el carril bici que ni Schumaker.

Y hasta aquí puedo contar. Esa misma noche de madrugada empezaba el infierno del viaje de vuelta. La guagua que iba al aeropuerto era a las 5 de la mañana y nosotros a las 22h​ ya estábamos dormidos en la sala común del hostel del Bob. Pero Bob nos echó a la 1 por lo que seguimos durmiendo en el McDonals. El payaso del McDonals nos echó de nuevo a las 3 y movimos campamento a la estación de tren​,​ donde un amable policía de 2 metros nos dejó pasar para dormir.

Lo más gracioso de todo esto es que el único que estaba animado y no se durmió durante esta pesadilla fui yo. Todos con el cuello partido y mirando al suelo deambulaban de un sitio para otro buscando donde caerse muertos. Y yo muy animado tocando las narices, como debe ser.

Finalmente, tras ​tomar la guagua para ir al aeropuerto, cogimos el avión de vuelta con escala en Varsovia. Un bonito transbordo de unas 8 horas. La verdad, es que ya me estoy cansando de estoy viajes infinitos de low cost en los que no morimos por poco.

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