Después de vigilar el armario de la ropa limpia durante varios
días, esperando a que se planchase, he decidido plancharla yo. Si, podéis
llamarme impaciente. Aquí estoy, planchando con una plancha del siglo XVIII. De
todos modos he de decir que me he dado cuenta de que planchar está
sobrevalorado en la segunda camiseta.
Detalles como este también se pueden ver en el suelo del baño.
Creo que el primer día el color del suelo era rosa palo, pero ya nunca podremos
saberlo. También destaca el suelo del cuarto claro está, se empieza a
confundir las pelusas con roedores. Además en una de las esquinas del baño se
están amontonando los cartones del papel higiénico. Y por no hablar de la
basura que lleva llena una semana.
Las vistas de mi ventana |
Y ni que decir tiene que las vistas desde mi ventana son el patio de los presos y uno de los bloques de celdas. Veo la cárcel de Nysa desde mi ventana, y la veo muy de cerca. Tiene su gracia cuando les miro, ambos estamos atrapados.
Todo esto se acaba pero empieza una etapa peor. Se rumorea que me
han concedido plaza en una residencia de Wroclaw en la que comparto baño con 20
personas y cocina con otras 20. Guantánamo time lo he apodado.
Pero antes de nada, un viaje a Praga para disfrutar de mis últimos
momentos en la ignorancia de que me espera un infierno peor. Eso y una triste
despedida de los turcos de Nysa.
Qué prefieres, vistas al patio de la cárcel o volver a las vistas del patio interior de tu cuarto en casa? Seguro que Guantánamo mola, suerte con el cambio
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