Inundaciones sanas

Recién llegado de esquiar en Zakopane fui directo a la Universidad. Evidentemente destrozado de cansancio. Luchando por no morir entre la tos y el dolor del golpetazo en el tórax, continué mi vida tras 4 horas agotadoras de clase en la Universidad

La verdad es que las cosas me van bastante bien, poco tengo que contar, salvo que casi me ahogo en mi nuevo dormitorio de la Residencia de Wroclaw.
Como suponéis el estado del baño de la Residencia es lamentable.Todo es lamentable. El váter está mal diseñado y el plato de ducha está levantado dos palmos del suelo y no traga apenas agua. Y para colmo la ducha es de cortinilla, no tengo mampara y se empapa todo el suelo al ducharme. Otro rasgo característico del baño es que el grifo está colocado 40 cm por encima del lavabo y evidentemente salpica fleje.

Bueno, pues en una ducha de estas en las que estás mas tiempo de la cuenta, yo ya me temía lo peor. Al asomarme lo vi bastante bien, había empapado un poco pero nada fuera de lo común. Sin embargo al salir del baño mi cuarto y el pasillo parecían una piscina. Todo estaba encharcado, pero encharcado de verdad. Levanté todo lo que estaba por el suelo, incluida la regleta eléctrica, para no morir desnudo y electrocutado.

Viva el papel higiénico
Mi cara fue de foto y también mi cuerpazo serrano. Ahí estaba en pelotas, pasando frío y pensando como narices iba a quitar todo ese agua. Y como mi mente es más veloz que yo y me estaba helando, rápidamente me puse a soltar papel higiénico con el fin de secar el suelo. Pero la historia no termina ahí, como la papelera estaba llena decidí tirar parte del papel higiénico empapado por el váter. "Error fatal" o como se dicen en canario, "Golpe". En mi defensa diré que me di cuenta del error cuando tiré de la cadena pero no me dio tiempo a solucionarlo, bueno quité lo que pude... y el váter se atascó.

Tras consumir todo mi papel higiénico empecé a usar camisetas para achicar agua. Aquí saldrá el listo que diga que por qué no me ayudé con una fregona.... pues no había fregona. La de Recepción no habla inglés, la de la limpieza no tenía fregona y mis vecinos, a los cuales no conozco, no estaban. Así que ahí estaba yo, achicando agua como podía.

Una vez todo seco, o aparentemente seco encontré otro charco terrible. Pero este si tenía una razón de ser. Había una fuga de agua en el radiador.

Al borde de la desesperación, hice la maleta y bajé a Recepción a contar mi historia. Seguido me largué a Viena. A la vuelta del viaje estaba todo solucionado, salvo el charco del radiador que ahí seguía.

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